Transición
Palabras clave:
poemas versosSinopsis
No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir
y decirlo. Oscar Wilde (1854-1900).
Al leer a Adelita pensé en los versos de Rilke, ella como él
contienen, en honda ultimidad, esconde el gemido y la objeción;
la más perfecta apología, que convierte en testimonio.
En estos bellos versos, hay ciertamente, hermosura expresada,
revela la conciencia, de cómo ve el mundo, como en su
necesidad de descubrirlo, lo alaba paradójicamente.
Por debajo de lo que el poema expresa, se encuentra lo que el
poema describe.
Lo expuesto y leído me permite sostener que la unión de la poeta
con el mundo es comunión con contingencias, expresadas, a
veces, como excelencias, pero descritas, en último extremo, de
forma angustiosa y desoladora como estos bellísimos versos,
revestidos de hermosura, pero llenos de dolor.
La metáfora alberga la angustia irresoluble de la libertad,
patentizada como posibilidad de trocar los seres y combinarlos en
interminables conjunciones. La ansiedad y la tristeza anidan en
estos hermosos versos; las figuras poéticas, la libertad que preña
la metáfora, evidencia, paradójicamente, que la relación de la
conciencia con la Creación es dependencia esclava, generando
el éxtasis de que hemos hablado. La reflexión y el sentir no
pueden salir del mundo ni transformarse en estos poemas y
escritos; habitan la zozobra, y, en la zozobra, impotencia y
decepción.